Cuenta la leyenda que hace muchos años, en el campo de Misiones, los niños dormían todas las tardes la siesta. Un día la abuela le dijo a su nieta Carola:
-Dormí la siesta y no salgas de la casa porque puede aparecer el jasy-jateré .
Pero como Carola estaba tan aburrida, había algo que le decía “que linda está la tarde para salir a jugar”. Carola, como no pudo resistirse, agarró su muñeca y salió.
Vio un árbol, y fue hacia el. Mientras que se acercaba, escuchó unos pasos muy secos y vio que entre los pastizales había alguien.
Como sintió que alguien estaba detrás de ella, miró por todas partes pero no había nadie... Caminaba y sentía miedo, apretaba su muñeca con todas sus fuerzas y siguió caminando más rápido, hasta que llegó hasta el árbol.
Estaba tan aterrorizada que se escondió detrás del árbol. Asomo la cabeza y vio algo borroso. Carola se oculto devuelta y se volvió a asomar, cuando se le apareció el jasy-jateré frente a frente. Pego un grito que se la escuchó en todo su alrededor. Porque era muy feo, petiso y tenia un bastón; y había escuchado que se llevaba a los niños que estaban solos a la hora de la siesta.
El jasy-jateré le dijo: “no tengas miedo, no te voy a hacer nada”. Y fue así, no le hizo nada y le dijo: “no te muevas que voy a dar un recorrido por el campo”.
Como Carola ya sabía la historia intentó quedarse despierta y al instante vinieron unos animalitos que charlaron con ella toda la tarde. Cuando regresó el jasy-jateré quedó muy sorprendido y se dio por vencido.
Desde ese momento aprendió la lección de no desobedecer a su abuela.
Por Natalia Cabrera y Yanina Chino
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