Así se llamaba popularmente a una especie de ave (también llamada ahora colibrí), por su diminuto tamaño y por la rapidez que tiene de su vuelo. Algunas de estas pequeñas aves miden como unos siete centímetros.
En cuanto a su vuelo, puede batir sus alas unas ochenta veces por segundo. Esta velocidad le permite volar a unos sesenta y cinco kilómetro por hora. Además, puede volar hacia atrás y permanecer suspendido en el aire en un mismo lugar. Son de variados colores, y pueden encontrarse algunas de estas especies tanto en Argentina como en Chile.
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